El dejar de fumar produce rápidamente la eliminación de sustancias toxicas como la nicotina, que aumenta la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la demanda de oxigeno por el miocardio; y de monóxido de carbono, un gas toxico que evita que el oxigeno se entregue a los tejidos.
Por ende, disminuye el riesgo de angina de pecho y de infarto debido, además, a que las arterias coronarias dejan de estas cerradas.
Abandonar el cigarrillo también enlentece el proceso de aterosclerosis y aumenta la producción de colesterol HDL.
Todos estos efectos, en general, hacen que cuando una persona deja de fumar disminuya sustancialmente el riesgo de enfermarse y morir por problemas cardiacos.
Además, no hay que olvidarse que las personas que fuman tienden a comer de forma poco saludable, debido entre otras razones a la imposibilidad de sentirle el gusto a las comidas, con lo cual terminan optando por platos con alto contenido de grasas e hidratos de carbono.
Un punto “en contra”
Aunque es frecuente que las personas que dejan de fumar ganen peso, este aumento es mucho menos peligroso para la salud cardiovascular que seguir fumando.
Además, aunque no se puede dar una respuesta aplicable para todos los casos, es posible evitar este incremento. De hecho, un 13% de las personas que dejan de fumar pierden peso en el momento de abandonar el hábito.
Igualmente, hay que aclarar que las intervenciones para evitar el aumento de peso no son efectivas de igual forma para todas las personas.
Para combatir el aumento de peso es aconsejable seguir una alimentación con predominio de frutas y verduras; aumentar el consumo de líquidos (agua y jugos cítricos); limitar el consumo de alcohol y organizar la alimentación con al menos cuatro comidas diarias, además de adoptar un estilo de vida saludable.
Por otro lado, en cuanto a los fármacos, los tratamientos en general y en particular el Bupropión de liberación prolongada, los chicles y los comprimidos dispersables de nicotina de 4mg morigeran la ganancia de peso durante el tratamiento de cesación.
Cronología de los cambios
• 20 minutos: normalización de la presión arterial, frecuencia cardíaca y temperatura de las extremidades.
• 8 horas: la nicotina sérica disminuye al 6.25% de los valores máximos diarios (Reducción del 93.25%).
• 12 horas: aumento de los niveles de oxigenación de la sangre y normalización de los niveles de monóxido de carbono.
• 72 horas: depuración al 100% de nicotina y el 90% de sus metabolitos han sido eliminados por orina. Pico de los síntomas de dependencia química como la inquietud.
• 2 semanas a 3 meses: disminución del riesgo de infarto de miocardio.
• 3 semanas a 3 meses: mejoría sustancial de la circulación. Mayor facilidad para caminar.
• 1 año: disminución del 50% del riesgo de enfermedad coronaria, infarto agudo de miocardio y accidente cerebrovascular.
• 5 a 15 años: el riesgo de accidente cerebro vascular es comparable al de un no fumador.
• 15 años: el riesgo de enfermedad coronaria es comparable al de una persona que no fuma.