“Antes de comprar anteojos de sol –en ópticas, nunca en la calle o en ferias- es importante visitar al oftalmólogo para realizar un examen visual, ya que de tener algún problema éste debería ser corregido en los anteojos. Además, las gafas elegidas deben tener la protección adecuada y la graduación del paciente que padece defectos ópticos de lejos, porque esto evita complicaciones en los ojos”, comentó el Dr. Sebastián Eduardo Battaglia, médico de Oftalmología y de Oftalmología Infantil del Hospital Universitario Austral y agregó: “El tener la graduación también evita que la persona tenga síntomas como nauseas, cefaleas y mareos secundarios a la distorsión de imágenes, sin olvidar que permite una mejor visión”.

   
Las dos complicaciones posibles, secundarias al uso de anteojos de sol que no cuentan con las medidas de seguridad necesarias, son las cataratas a temprana edad y la maculopatía.

Si bien la primera de ellas puede ser resuelta quirúrgicamente, la maculopatía tiene pronóstico reservado ya que produce daño en las células retinianas, y de acuerdo a la magnitud de dicho daño las secuelas pueden ser severas.

“Una vez resuelta la cuestión de la graduación, hay que pensar en los cristales. Hay dos tipos: los orgánicos (acrílico) y los inorgánicos (vidrio). Los orgánicos se rayan más, aunque es poco probable que se rompan al caerse. Con los inorgánicos sucede lo opuesto. En pacientes con defectos ópticos altos como por ejemplo la miopía es aconsejable optar por los orgánicos ya que pesan menos. Sin embargo, más allá de esto, lo importante es que los cristales filtren más del 98% de los rayos ultravioletas solares (UVA y UVB), aunque no hay gafas de sol que aseguren 100% de protección”, completó Battaglia.

Si bien las ópticas cuentan con un aparato digital llamado lensómetro que mide en forma técnica el porcentaje de filtro solar, y por ende establece si los anteojos de sol tienen la protección adecuada, esto también puede realizarse de manera “casera”.

Para eso, hay que colocarse frente a un espejo a 60 cm con las gafas de sol colocadas. Si tienen buen filtro, la persona no debería verse los ojos.