El embarazo es, quizás, la etapa de vida en la cual es más importante preservar la salud, ya que hay dos vidas en juego. Por eso, en los últimos años, la medicina desarrolló modernas herramientas de diagnóstico prenatal que permiten conocer en qué casos pueden presentarse complicaciones. De esa forma los médicos intervienen y direccionan los esfuerzos hacia esa población, evitando la “medicación excesiva” de la gestación en las embarazadas y, por supuesto, garantizándoles a los futuros papás que todo se encuentra en orden.
“Entre los estudios no invasivos, se encuentran las ecografías E1 y E2 – nombres con el que se designan desde el 2009 cuando comenzó a funcionar la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Universitario Austral – que son los estudios de screening prenatal más importante del embarazo”, explicó el Dr. Adolfo Etchegaray, jefe de la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Universitario Austral.
“Esta denominación – continuó- corresponde a los análisis que se ofrecen universalmente en la población asintomática, independientemente de los antecedentes, con el objetivo de identificar lo más temprano posible pacientes con patologías o con factores de riesgo, puesto que estos son los que más pueden beneficiarse con intervenciones tempranas. Es decir, los estudios de screening actúan como una especie de filtro; pero para que este ´sistema´ funcione es más importante que todas las mujeres embarazadas sean cribadas tempranamente”.
Las ecografías en detalle
La E1 tiene como objetivo obtener de manear precisa la edad del embarazo, revisar en detalle la anatomía temprana del feto, evaluar el riesgo si es que el bebé está afectado por una enfermedad cromosomática , y saber si la mujer embarazada tiene riesgo aumentado de padecer problemas placentarios como la preeclampsia y la restricción de crecimiento.
Además, mediante la E1, es posible detectar el 45% de las malformaciones mayores e implementar intervenciones profilácticas en las mujeres con alto riesgo. Esto es muy importante porque éstas demostraron ser efectivas si se aplican antes de las 16 semanas de gestación.
Por último, en los embarazos múltiples, la E1 es clave para clasificar el número de placentas y sacos amnióticos, que es el principal factor pronóstico para definir el seguimiento a realizar en las gestaciones de alto riesgo.
“Por su parte, los objetivos de la E2 son reevaluar la anatomía con un especial interés en el corazón (ecocardiografía), el cerebro (neurosonografía) y otros síntomas como el respiratorio y el urinario (ecografía morfológica detallada). Este estudio también sirve para evaluar el crecimiento fetal y la función placentaria a partir del análisis del flujo en las arterias uterinas. Esta es la forma para decidir cuál es el mejor esquema de seguimiento del crecimiento, basado en una evaluación objetiva del riesgo de insuficiencia placentaria”, detalló el Dr. Etchegaray.
Por último, aunque no menos importante, este estudio incluye la medición del cuello uterino por vía transvaginal (cervicometría), que es el mejor método para identificar a las mujeres con mayor riesgo de parto prematuro espontáneo.
En cuanto a los tiempos, el Dr. Etchegaray especificó que la “E1 combina un análisis hormonal que se realiza entre las 9 y las 13 semanas de gestación, con una ecografía especializada que debe hacerse entre las 11 y las 13 semanas. Por su parte, recomendamos hacer la E2 entre las 20 y las 24 semanas”.
Cabe destacar que todos los estudios de cribado deben ser realizados por operadores certificados por la Fetal Medicine Foundation, entidad inglesa que certifica y audita anualmente a los médicos habilitados para realizarlos. Todos los profesionales de la Unidad del Austral, cuentan con esta certificación.
Estudios más complejos
Para los casos en que existe un alto riesgo de patología genética, el equipo ofrece a los padres la opción de realizar estudios prenatales invasivos que permiten confirmar o descartar esa sospecha y, por ende, tomar decisiones informadas para el tratamiento precoz. La información, además, posibilita brindar mayor precisión a la pareja.
Otros estudios, considerados según la clasificación inicial como invasivos, son los procedimientos para analizar los cromosomas fetales, como la amniocentesis y la biopsia corial.
También, “en casos especiales, realizamos punciones del cordón umbilical para el estudio de anemia y otras enfermedades fetales como la colocación de catéteres de derivación en caso de obstrucciones urinarias o quistes pulmonares; transfusiones fetales para la anemia y drenaje de líquido amniótico cuando se encuentra en exceso y genera riesgo de parto prematuro”, consignó el Dr. Etchegaray.