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El embarazo y la lactancia materna incrementan los requerimientos nutricionales

Martes 7 de agosto de 2018

La Licenciada Silvia Juárez del Hospital Universitario Austral, explica cómo son los planes de alimentación que deben realizarse en estas dos etapas cruciales de la vida. Conocé qué nutrientes no pueden faltar y qué cuidados tener para garantizar la salud de la mamá y del bebé.

“Los requerimientos nutricionales durante la gestación y la lactancia aumentan en comparación con los que tiene la mujer sana en etapa no reproductiva”, aseguró la Licenciada Silvia Juárez, Coordinadora de la Unidad de Soporte Nutricional del Hospital Austral, a pocos de celebrarse el Día del Nutricionista (11 de agosto) y en el marco de la Semana Internacional de la Lactancia Materna y el Día de la Obstetricia y la Embarazada.

El alimento es lo que permite el crecimiento y el desarrollo tanto del feto como del niño durante el periodo en el cual dependen exclusivamente del suministro materno de nutrientes, ya sea a través del útero o a partir de la leche materna”, explicó la licenciada Juárez. Además, la alimentación posibilita los cambios que ocurren en la estructura de la madre.

Tanto el embarazo como la lactancia, son etapas cruciales porque la mujer presenta variaciones importantes en su composición corporal durante la gestación, período en el cual almacena gran cantidad de energía, principalmente elevando sus reservas de grasa corporal que se distribuye de forma simétrica en todo el cuerpo materno.

“Durante esta etapa aumentan las demandas de energía, proteínas, la mayoría de las vitaminas hidrosolubles, colina, calcio, hierro, yodo, zinc, magnesio y selenio. Por otro lado, la investigación ha demostrado que puede resultar necesario suplementar ácido fólico e hierro para proporcionar una ingesta adecuada debido a la dificultad de ingerir cantidades adecuadas de estos nutrientes a través de los alimentos”, agregó la especialista.

Durante el período que dura la lactancia, la mayor parte de las necesidades que tiene la mujer son ocasionadas por la cantidad de energía y nutrientes que se excretan en la leche. Por esta razón, las demandas de energía se elevan en 500 kcal/día durante los primeros 6 meses de lactancia y se mantienen en 400 kcal extra hasta los 9 meses.

Asimismo se incrementan los requerimientos de riboflavina, vitaminas A, E, B6, B12, ácido pantoténico, biotina, colina, zinc, yodo y selenio, en comparación con las mujeres normales o gestantes. Y persisten las mismas necesidades que durante el embarazo respecto a las proteínas, tiamina, vitaminas D y K, calcio, fósforo y flúor, y disminuyen los requerimientos de niacina, folatos, hierro y magnesio.

Numerosos estudios epidemiológicos han demostrado que las deficiencias o excesos de algunos nutrientes se asocian a problemas en el crecimiento y desarrollo del feto, así como también a complicaciones durante la resolución del embarazo y el desarrollo posterior de los niños. Finalmente, se asocian a alteraciones en la salud de aquellas mujeres que sufrieron estas deficiencias.

Durante el embarazo y el período de lactancia no es adecuado realizar dietas hipocalóricas. Es más: tenemos que hablar de un plan de alimentación balanceado para lo cual hay que tener en cuenta primero la calidad y luego la cantidad de los alimentos para cubrir los nutrientes citados. En este sentido, sugerimos elegir alimentos de los 4 grupos básicos, sobre todo incluyendo lácteos, carnes, huevos, vegetales verdes y amarillos, frutas, legumbres y cereales”, completó Juárez.

La dieta y el estado nutricional materno pueden influir sobre la cantidad y la calidad de la leche materna. Una restricción calórica aún moderada o el ayuno reducen más el volumen de leche que su composición en nutrientes, a pesar de que este último factor también se reduce.

Por eso, hasta no dejar de amamantar al bebé no deben hacerse dietas hipocalóricas, y debe desaconsejarse la restricción calórica importante que pretende la rápida reducción de peso. Concretamente, en ningún momento de la lactancia se aconseja ingesta inferior a 1500kcla/ día.

“Cuando llegan al consultorio de nutrición las mamas con sus bebes de 4 a 6 semanas en brazos en busca de dietas ‘mágicas’ para recuperar su peso les preguntamos si están dando de mamar, y ante la respuesta positiva tratamos de contenerlas y explicarles un plan de alimentación adecuado para el período de lactancia”, sumó la especialista.

Lo que se hace es acompañarlas para que “la vuelta” a su peso y “recuperación” de su figura no sea tan frustrante, pero que a su vez no afecte la lactancia que es el mejor alimento para su pequeño.

El descenso de peso varía de persona a persona. No hay una regla porque depende del metabolismo y actividad de cada mujer, como así también de las reservas de grasa de su organismo.

Recordando al Dr. Pedro Escudero, fundador de la carrera de Licenciadas en Nutrición siempre hay que considerar la cuarta Ley de Nutrición que es “Adecuación al paciente”. Esto quiere decir seleccionar los alimentos según gustos, hábitos, cultura y situación económica, además de la calidad y cantidad para cubrir los nutrientes esenciales logrando la adherencia al plan alimentario de parte de la madre.

 

 

Contacto:

*Lic. Silvia Susana Juárez
Licenciada en Nutrición
Integrante del staff del Área Internación
Hospital Universitario Austral
SJUAREZ@cas.austral.edu.ar

 

 

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