Cada 15 de febrero se celebra el Día Internacional del Cáncer Infantil, instituido por la Organización Internacional de Padres de Niños con Cáncer, en Luxemburgo en el año 2001. El objetivo es recordar a los niños afectados por esta enfermedad, así como sensibilizar y concientizar a la comunidad acerca de la importancia de este problema y de la necesidad de un acceso rápido al diagnóstico y tratamiento adecuado.
La detección temprana del cáncer, el diagnóstico oportuno y el correcto manejo de la enfermedad pueden mejorar el pronóstico del niño y aumentar las posibilidades de cura. El diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en el pronóstico y en los efectos secundarios a largo plazo como:
- Disminución de la mortalidad precoz.
- Realización de tratamientos de menor intensidad para disminuir la toxicidad.
- Reducción de secuelas orgánicas y psicológicas.
La Dra. Mariana Varela, jefa de nuestro Servicio de Hematología y Oncología infantil, explica que transitar estas situaciones con empatía y buenas energías “hace más fácil el momento más difícil que les toca vivir a los pacientes y a sus padres”. En muchos casos, el Servicio también recurre a tratamientos holísticos, tales como aromaterapia y juegos para acompañar a los pacientes pediátricos durante su estadía en el Hospital, ya sea en la internación pediátrica o mientras se encuentran bajo el protocolo de quimioterapia en el Hospital de Día Pediátrico.
El Hospital cuenta con servicios especializados en alta complejidad que trabajan en conjunto en pos de alcanzar el mayor porcentaje de curación. Para este año, junto con la Unidad de Cuidados Integrales, se busca implementar técnicas de relajación y respiración guiada, para lograr reducir el dolor lo máximo posible.
Compartimos experiencias de nuestros pacientes y sus familiares:
Leila – mamá de Malek (9 años)
“Un día llegué a casa para bañar a mi niño y algo no me gustó. No logré que alguien entienda mi duda hasta que decidí viajar 1500 km y llegar al Hospital Universitario Austral. Allí no solo me abrieron las puertas como no lo logré en ningún otro lugar, sino que fui escuchada, comprendida y abrazada.
Recuerdo aquel momento en el que salimos de casa con mi esposo y mis dos hijos, con una pequeña valija en mano, pensando que iba a ser solo por 48 horas y que solo iríamos a Buenos Aires por una duda. Finalmente nos quedamos tres años y medio.
A pesar de los momentos duros que pasamos, nunca dejamos de transmitir la mejor de las energías para que todo saliera bien, siempre decorando la habitación de Malek, perfumando hasta los pasillos, celebrando fiestas (incluso durante la pandemia). Siempre con el fin de devolver todo el amor recibido”.
Pedro Nogueira (22 años)
“En el 2014, un chequeo médico me dio resultados extraños, lo cual preocupó a mis padres y tomaron la decisión de acudir a varios doctores. No encontrábamos una respuesta a lo que me ocurría. Finalmente, me hicieron una punción y se definió mi diagnóstico: leucemia mieloide aguda.
Al recibir la noticia, mis padres estaban asustados, pero yo decidí no paralizarme, sino organizar todo lo necesario para el día siguiente ingresar al Hospital Universitario Austral e iniciar el tratamiento. Mientras mis padres armaban los bolsos con ropa, yo guardé la ‘Play 3’, el ajedrez y un ‘4 en Línea’ para divertirme en el Hospital. Tal vez era por la ignorancia de no considerar el peligro de la situación o quizás por mi buena onda, pero tomaba la situación como un desafío, un acontecimiento en el que tenía que dar lo mejor de mí para salir adelante.
Durante el tratamiento tuve tiempo para reflexionar sobre la vida, valorar cada momento que llega y disfrutar del día a día. Siempre predominó el optimismo, ver el lado bueno a todo y afrontar cada situación de la mejor manera.
Un recuerdo único para mí fue la vez que salí de mi primera internación. Había estado todo diciembre en una habitación del Hospital y al salir pude sentir el calor del sol sobre mi rostro, cerrar los ojos y percibir cómo su luz me alumbraba más allá de no ver nada. Sin dudas fue una sensación única que disfruté mucho.
En el Hospital Universitario Austral tuve la oportunidad de conocer personas maravillosas que llevo en mi corazón y a quienes les agradezco infinitamente. La experiencia de haber tenido leucemia me enseñó mucho y me hizo valorar todo en la vida. Agradezco haber podido atravesar este acontecimiento junto a la gente que amo, a los profesionales excelentes del Hospital y hoy poder brillar cada día más”.
Julieta Gauna (14 años)
“En junio del 2021, en el Hospital Universitario Austral me diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda B con compromiso del sistema nervioso central. Estuve en tratamiento durante todo un año y en febrero de 2022 comencé la etapa de mantenimiento. En septiembre de ese mismo año tuve una recaída y un año después fui trasplantada de Médula Ósea, teniendo como donante a mi papá.
Fue un tiempo muy difícil para mí, ya que es un tratamiento con muchos pinchazos, medicación que me descomponía, se me cayó el pelo y me sentía terrible. Pero superé cada uno de esos momentos que parecían insuperables. ¿Cómo lo logré? Gracias a la compañía de mi familia, mis seres queridos y mi equipo médico que no me dejó sola en ningún momento, siempre tratando de que sienta el mínimo dolor posible. Si estaba aburrida, siempre buscaban la forma de divertirme o hacer algo para que pase el tiempo más rápido, porque algunas internaciones son de muchos días y se hacen largas.
Mi equipo de oncólogos, pediatras y enfermeras que con tanta paciencia me tratan cuando no me gustan los pinchazos, los profesionales del Laboratorio, de Limpieza y de Cocina. Todos los que veo día a día en mis internaciones me demuestran su cariño y tienen una palabra de aliento para mí. El 5° piso es como mi segunda casa, los quiero mucho.
¡Gracias!”.