Se trata de una enfermedad viral que afecta al hígado y se volvió una preocupación mundial de salud pública.
Existen 3 tipos principales: A, B y C, cada uno con un impacto significativo en la vida de las personas y las comunidades. Por eso, es crucial estar bien informado y tomar medidas preventivas.
¿Cuáles son los síntomas?
Pueden variar, desde fatiga y náuseas hasta ictericia y orina oscura. La enfermedad puede causar inflamación, daño al hígado y provocar una cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer. Además, las hepatitis B y C pueden volverse crónicas, e incrementar el riesgo de daño a largo plazo. La hepatitis C, en particular, puede no mostrar síntomas durante años, lo que retrasa su diagnóstico y tratamiento.
¿Cómo se transmiten?
- Hepatitis A: a través de alimentos o agua contaminados.
- Hepatitis B y C: por contacto con sangre y otros fluidos corporales.
Es fundamental ser conscientes de la necesidad de vacunarse contra las hepatitis A y B. Aunque aún no existe una vacuna para la hepatitis C, hay formas de reducir el riesgo, como el uso de preservativos y no compartir agujas.
Hacete el test de la hepatitis B y C al menos una vez y buscá atención médica si creés estar en riesgo o presentás síntomas.
¡La lucha contra las hepatitis virales requiere el compromiso de todos!