Descripción
Se produce un accidente cerebrovascular cuando el bloqueo o la rotura de un vaso sanguíneo interrumpe el suministro de sangre, y por consiguiente oxígeno, al cerebro. A este evento también se lo conoce como apoplejía o derrame cerebral.
Cuando un vaso sanguíneo se bloquea por la presencia de un coágulo, se trata de un accidente cerebrovascular isquémico, estos son los más frecuentes. En cambio, cuando el vaso sanguíneo se rompe y permite que se filtre sangre al cerebro, se trata de un accidente cerebrovascular hemorrágico.
Estos episodios son altamente riesgosos ya que si el flujo sanguíneo no llega al cerebro durante más de unos pocos segundos, la falta de oxígeno puede provocar la muerte de células cerebrales y generar daños permanentes.
Entre las causas de un accidente cerebrovascular isquémico se cuentan:
- Trombosis: la formación de un coágulo en un vaso sanguíneo del cerebro o del cuello.
- Embolia cerebral: el movimiento de un coágulo que se forma en el corazón hacia el cuello o el cerebro.
- Arteroesclerosis: el taponamiento de las arterias.
- Algunas condiciones de salud o determinados fármacos que provocan que la sangre sea más susceptible de coagularse.
Entre las causas de un accidente cerebrovascular hemorrágico se cuentan:
- Aneurisma: un punto débil o delgado de la pared arterial que favorece su rotura.
- La pérdida de elasticidad de las arterias puede provocar que estas se rompan.
- Malformación arteriovenosa: conglomerado de vasos sanguíneos y capilares defectuosos dentro del cerebro.
El accidente cerebrovascular puede darse a cualquier edad, pero es sobre todo a partir de los 60 años que crecen las posibilidades de padecerlo. Se da con mayor frecuencia en hombres que en mujeres, aunque la incidencia aumenta en mujeres embarazadas que atraviesan las primeras semanas posteriores al parto, o durante la menopausia.
Los niños y los jóvenes en raras ocasiones lo padecen y por lo general, cuando esto sucede, se trata de accidentes cerebrovasculares hemorrágicos. A pesar de la gravedad de este evento, sus posibilidades de recuperación son significativamente más altas que las de un adulto, debido a la plasticidad del cerebro inmaduro.
Síntomas
Tanto si se da un accidente cerebrovascular isquémico como hemorrágico, se producirá un déficit de oxígeno en el cerebro. Existen varios síntomas que se producen cuando los niveles de oxígeno no son los adecuados:
- Entumecimiento, sensación de debilidad o parálisis repentina de la cara, el brazo o la pierna. Suele darse de un solo lado del cuerpo.
- Confusión repentina, dificultad para hablar y para comprender.
- Dificultad súbita para ver.
- Dificultad para caminar, pérdida del equilibrio, descoordinación.
- Dolores de cabeza fuertes y repentinos.
Ante la presencia de uno o varios de estos síntomas es necesario buscar asistencia médica de inmediato. Las posibilidades de tratamiento en las primeras horas luego de la aparición de los síntomas pueden mejorar el pronóstico.
Prevención y tratamiento
Para prevenir un episodio de este tipo se deben tomar en cuenta diferentes factores de riesgo: la hipertensión arterial es el principal; la diabetes, la presencia de cardiopatías y el colesterol alto son secundarios. Prevenir y mantener bajo control estas condiciones son la forma de disminuir los riesgos de un accidente cerebrovascular. Por eso, lo recomendable será mantener un peso adecuado, no fumar, evitar el uso de drogas que aumenten la presión sanguínea, realizar actividad física apropiada, utilizar menos sal en las comidas y más potasio (frutas y verduras).
La visita periódica al médico permitirá detectar factores de riesgo y corregir hábitos que disminuirán significativamente la probabilidad de padecer un accidente cerebrovascular.
Las posibilidades de tratamiento varían en función del momento de la intervención. Mientras el accidente cerebrovascular está sucediendo, el tratamiento podría consistir en el uso de drogas que disolverán rápidamente el coágulo (antitrómbicos y trombolíticos), o deteniendo la hemorragia.
La cirugía puede estar indicada con el objeto de reparar el daño vascular o corregir malformaciones. Con frecuencia se eliminan de este modo depósitos grasos de las arterias.
Como consecuencia de un accidente cerebrovascular suelen quedar secuelas: pueden darse distintos tipos de parálisis, déficits cognoscitivos, déficits de lenguaje, déficits emocionales o dolor. En estos casos se indican terapias de rehabilitación para superar las dificultades o incapacidades y permitir la recuperación total o parcial de la movilidad o funciones afectadas.
Fuentes:
National Institute of Neurological Disorders and Stroke; Texas Heart Institute; Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU; University of Maryland Health Library