Descripción
Bajo el nombre de Esclerosis múltiple (EM), Esclerosis en placas o Poliesclerosis se conoce una enfermedad degenerativa del sistema nervioso caracterizada por la destrucción de la sustancia blanca que recubre los nervios, llamada mielina, la cual es sustituida por placas de tejido conjuntivo, de tipo cicatricial.
El nombre «esclerosis múltiple» significa tanto el número (múltiple) como la condición (esclerosis, del término griego que describe el cicatrizado o endurecimiento) de las áreas en las que se ha eliminado la mielina en el sistema nervioso central.
La mayoría de las personas empiezan a sentir los primeros síntomas entre los 20 y 40 años, pero el diagnóstico frecuentemente tarda en hacerse.
La causa de la EM permanece desconocida hasta hoy. No obstante, se reconoce la existencia de factores genéticos, que si bien no son absolutamente determinantes, generan una predisposición a padecer la enfermedad. Sobre esta predisposición genética uno o más factores ambientales podrían influir en su desarrollo.
Se demostró que la EM está mediada por una reacción autoinmune, es decir un mecanismo de auto agresión donde el sistema inmunológico, normalmente encargado de las defensas contra agresiones externas como infecciones, por razones aún no totalmente clarificadas, genera una respuesta hacia estructuras del sistema nervioso como la mielina, provocando su lesión y la aparición de los síntomas de la enfermedad.
La esclerosis múltiple es imprevisible y el curso de la enfermedad no se puede pronosticar. Si bien cada persona experimenta una combinación diferente de síntomas, hay cuatro formas definidas de la enfermedad:
- EM a brotes y remisiones: es la forma clínica más frecuente, y la presentan alrededor del 85% de los pacientes al comienzo de la enfermedad.Se caracteriza por la aparición de signos o síntomas neurológicos nuevos, o el agravamiento de otros ya existentes, que progresan en 24 a 72 horas, se estabilizan durante unos días para después mejorar en forma completa o parcial (remisión).
- EM secundaria progresiva: con el transcurso del tiempo y tras años de evolución de la enfermedad, aquellas personas, que inicialmente presentaron una EM en forma de brotes y remisiones, desarrollan una progresión lenta e insidiosa de su discapacidad. Los brotes se tornan muy infrecuentes.
- EM primaria progresiva: esta forma de EM, presente en alrededor de un 10%-15% de los pacientes, se caracteriza por la ausencia de ataques clínicos (brotes), y por un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas a lo largo del tiempo. Es común en aquellas personas que desarrollan la enfermedad después de los 40 años.
- EM benigna: presente en un 10%-20% de los pacientes. En este caso, después de uno o dos brotes con recuperación completa, la enfermedad no empeora con el tiempo y no hay una discapacidad permanente. Sin embargo, el diagnóstico es retrospectivo y se alcanzará luego de 10-15 años de evolución de la enfermedad con una incapacidad mínima.
Debido a que no existe un test de laboratorio que sea específico para efectuar un diagnóstico, éste puede resultar dificultoso para el médico, especialmente en los primeros estadios de la enfermedad. Con los avances tecnológicos, distintos estudios de laboratorio fueron incorporados y mejoraron las posibilidades en los criterios diagnósticos. En la actualidad los Potenciales Evocados, el análisis del Líquido cefaloraquídeo y en especial la Resonancia Magnética son los estudios complementarios que brindan mayor utilidad.
Síntomas
Los síntomas de la EM son muy diversos y dependen de la zona del sistema nervioso donde la mielina se destruye. Incluyen:
- Debilidad muscular.
- Espasticidad.
- Deterioro de los sentidos del tacto, dolor, temperatura.
- Dolor (moderado a severo).
- Ataxia.
- Temblores.
- Alteraciones del habla.
- Alteraciones visuales.
- Vértigo.
- Disfunción urinaria.
- Trastornos intestinales.
- Disfunción sexual.
- Depresión.
- Euforia.
- Anormalidades cognoscitivas.
- Fatiga.
Prevención y tratamiento
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad «misteriosa» ya que se desconoce su origen, sus factores de riesgo y, por lo tanto, su prevención. Por ahora, no existe una cura. El tratamiento consiste en la combinación de diversos fármacos, cada uno de los cuales puede ser útil en un momento de la enfermedad.
Así, los corticoides ayudan en la remisión del brote agudo, aunque no modifican el curso de la enfermedad. Los fármacos inmunosupresores conllevan amplios riesgos. En cambio el Interferon-beta parece la opción más relevante para los casos que evolucionan en forma brote-remisión y formas progresivas. Actualmente se estudian polipéptidos sintéticos o proteínas básicas de la mielina de extracción bovina. También se está evaluando en forma experimental la utilización de anticuerpos monoclonales, el intercambio de plasma o plasmaféresis, el trasplante de médula ósea y varias vacunas.
Las personas con EM tienden a sufrir depresiones que requieren el pertinente abordaje psiquiátrico.
Fuentes: Esclerosis Múltiple Argentina, Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) de EE.UU y Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.