El Aedes aegypti se cría en recipientes naturales (huecos de árboles, axilas de las hojas y espacios entre las piedras), y artificiales (tanques de agua, barriles, neumáticos viejos, latas, botellas de plástico o de vidrio con agua, floreros, bebederos de animales y las canaletas de los techos), entre los más comunes.

Convive íntimamente con el hombre y las familias. Entre sus señas particulares se puede destacar que son blancos y negros, con rayas en el dorso y en la espalda; y pican especialmente durante las primeras horas de la mañana y al finalizar la tarde.

Si bien los meses de mayor riesgo son febrero, marzo y abril, ya que confluyen los picos de calor y de lluvias, a partir de diciembre comienzan a multiplicarse las larvas del mosquito en charcos y todo tipo de recipientes capaces de colectar agua.

Los virus del dengue han sido agrupados en cuatro serotipos:
DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4.

En su versión menos virulenta (dengue clásico), esta enfermedad se manifiesta con fiebre alta y fuertes dolores corporales. En su forma más peligrosa, por reinfección, genera fiebre hemorrágica y puede ser letal. Por el momento, para el dengue no hay vacuna.

Síntomas

La enfermedad puede manifestarse de dos formas:

A) Dengue clásico, o Fiebre de Dengue, caracterizado por:

• Fiebre alta de aparición brusca.
• Fuertes dolores de cabeza en la frente y los ojos (dolor retroorbitario).
• Dolores musculares y articulares.
• Decaimiento general.
• Erupciones en el pecho y miembros parecidas al sarampión.
• Náuseas y vómitos.

B) Fiebre hemorrágica de Dengue, Dengue hemorrágico o Síndrome de shock por dengue
Es la forma más grave. Se produce cuando existe reinfección de la persona con una variedad del virus diferente al de la primera vez, y a los síntomas anteriores se agregan:

• Dolores abdominales intensos y continuos.
• Piel pálida y pegajosa.
• Hemorragias por nariz, boca y piel.
• Vómitos frecuentes, a veces con sangre.
• Sed excesiva.
• Pulso rápido y débil.
• Respiración difícil.
• Desvanecimientos.

La incubación de la enfermedad se realiza en un período de tres a ocho días, donde la persona en estado de “viremia” transmite el virus al mosquito, por tal motivo los médicos indican que se debe aislar al enfermo los primeros siete días para evitar que se propague la enfermedad.

Prevención y Tratamiento

Existen medidas simples y sencillas para eliminar los criaderos de Aedes aegypti o impedir que algunos elementos se transformen en tales:

• Desechar todo objeto inservible capaz de acumular agua, como latas, neumáticos en desuso, macetas, juguetes rotos y otros.
• Mantener boca abajo los recipientes que no estén en uso, o sea baldes, frascos, tachos y botellas.
• Tapar los tanques de agua.
• Renovar y limpiar diariamente el agua de bebederos de animales.
• Reemplazar por arena húmeda el agua de floreros, jarrones y recipientes de las plantas acuáticas.
• Limpiar canaletas y recodos de desagües para permitir que el agua corra.
• Deshacerse de las botellas de agua atadas alrededor de árboles.
• Eliminar toda la basura alrededor de las viviendas.
• Protegerse de las picaduras de mosquitos con espirales, pastillas y colocar mosquiteros o telas metálicas en la vivienda.
• Aplicar repelente en las partes expuestas del cuerpo.
• Mantener perfectamente limpia el agua de las piletas de natación. Utilizar decantadores, filtros, alguicidas, etc.
•  En el caso de ausentarse del domicilio, colocar larvicidas en las piletas que queden con agua.
• En el caso de las piletas de lonas, verificar la ausencia de larvas o pupas (son fácilmente reconocibles) y mantenerlas secas, plegadas y bajo techo en los períodos en los que no se utilicen.

No hay un medicamento específico para tratar la infección del dengue. La base del tratamiento para esta enfermedad es la terapia de apoyo. El aumento de la ingesta de líquidos orales se recomienda para prevenir la deshidratación; en algunos casos puede ser necesaria la suplementación con líquidos intravenosos si el paciente es incapaz de mantener la ingesta oral.

Para aliviar el dolor y la fiebre es muy importante evitar la aspirina (ácido acetilsalicílico) y los fármacos antiinflamatorios no esteroides, ya que estos medicamentos pueden agravar la hemorragia asociada con algunas de estas infecciones, por sus efectos anticoagulantes. En su lugar, los pacientes deben tomar paracetamol (acetaminofén), aunque éste es sólo un paliativo.

Algunos casos pueden requerir una transfusión de sangre o plaquetas si hay hemorragia significativa como así también oxígenoterapia para tratar niveles anormalmente bajos de oxígeno en la sangre.

Fuente: OMS, Ministerio de Salud de la Nación, Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

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