Guardia Pediátrica Presencial - Pautas para utilizarla responsablemente

Protejamos a nuestros hijos de los gérmenes y también cuidemos el sistema de atención de urgencias.

Comienza la temporada de frío, y con ello, las guardias se saturan de consultas pediátricas. Y surge también una inquietud que  no escapa a ningún padre, y es que nuestros hijos se contagien esperando en la Guardia. Por eso, queremos recordar a nuestros asociados la importancia de utilizar el Servicio de Guardia Pediátrica Presencial teniendo en cuenta algunas pautas, que enumeramos en esta nota.

También, les recordamos que cuentan con otras opciones para consultar, como la Guardia Virtual, para consultas por síntomas leves, prácticamente inmediatas, solicitar pediatra a domicilio, o bien, si la inquietud no requiere urgencia, una consulta presencial o virtual programada con el pediatra de cabecera.

Esto tiene una explicación: evitar propagar los gérmenes en niños sanos, ya que muchas veces se contagian en las salas de espera de las guardias. Además, de esta forma evitamos saturar las guardias, para beneficio de todos.

Pautas importantes a tener en cuenta para reconocer situaciones de emergencia y decidir cuándo acudir a la Guardia Pediátrica Presencial:

1. Dificultad respiratoria

Si tu hijo presenta dificultad para respirar, como respiración rápida y superficial, uso de músculos accesorios (se hunden las costillas o se infla mucho la panza, aleteo nasal) o coloración azulada en los labios o la piel, es necesario acudir de inmediato a
la Guardia.

2. Fiebre alta persistente

Si tu hijo tiene fiebre alta (mayor a 38.5°C) que no cede con medicación antifebril, y se acompaña de otros síntomas preocupantes como irritabilidad extrema, somnolencia, dificultad para despertarse o convulsiones, es importante buscar atención médica en la guardia. Si la fiebre es de reciente inicio (menos de 48 horas) y, cuando la fiebre baja tu hijo está bien de ánimo, tolera líquidos, orina, no presenta agitación para respirar, se puede esperar a que sea evaluado en Consultorios Externos.

Los bebés menores de 3 meses que no presenten foco que explique el motivo de la fiebre (por ejemplo: mocos), también deben concurrir a la guardia para ser evaluados.

3. Vómitos y diarrea intensos

Si tu hijo presenta vómitos y/o diarrea persistente, que llevan a la deshidratación, como signos de sequedad en la boca, poca cantidad de orina, tiende a dormirse o tiene irritabilidad extrema, es recomendable acudir a la guardia. Si tiene dolor abdominal intenso que aumenta a medida que pasan las horas (no dolor cólico que va y viene) también se recomienda concurrir a la guardia. Si sólo presenta diarrea (sin sangre) pero tolera líquidos y logramos hidratarlo, orina, se puede esperar a que sea evaluado en Consultorios Externos.

4. Traumatismos graves

Ante cualquier traumatismo grave, como caídas desde altura, accidentes de tráfico o golpes fuertes en la cabeza, es necesario evaluarlo en la guardia para descartar lesiones internas o fracturas. También ante heridas graves o muy sucias y ante mordeduras de animales.

5. Cambios bruscos en el comportamiento

Si tu hijo presenta cambios bruscos en su estado mental, como confusión, somnolencia excesiva, dificultad para hablar o movimientos anormales, es importante buscar atención médica de inmediato.

Es oportuna una consulta con el pediatra de cabecera si tu hijo o hija tiene alguna situación particular por la cual debe  consultar por guardia presencial, fuera de estas recomendaciones generales.

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