11 marzo, 2017
Es una condición genética que se expresa como una intolerancia permanente a un grupo de proteínas llamadas prolaminas. Están presentes en el trigo, la avena, la cebada y el centeno y en productos que contienen o son derivados de esos cuatro cereales.
Estas proteínas, asimiladas normalmente por el cuerpo humano, resultan tóxicas para los celíacos. Frente a su presencia, el celíaco generará una respuesta autoinmune: su sistema de defensas atacará el revestimiento mucoso del intestino delgado. De esta manera quedarán atrofiadas las vellosidades intestinales y los nutrientes no serán absorbidos adecuadamente.
Esta enfermedad se puede presentar en cualquier momento de la vida, desde la infancia temprana hasta la adultez avanzada. La predisposición genética aumenta las posibilidades de padecerla y es más común entre mujeres que en hombres.
En cada caso la enfermedad se manifiesta de manera diferente y esta es una de las razones por las que, en ocasiones, se retrasa su diagnóstico. Una persona celíaca puede sufrir uno o varios síntomas, diferentes a los que padece otra persona con la misma enfermedad o, incluso, ninguno. Lo cierto es que más allá de la presencia, ausencia o características de los síntomas, las lesiones en el intestino delgado se producen de todos modos y suelen ser más significativas en personas de mayor edad, que tuvieron la enfermedad durante más tiempo.
Algunos de sus síntomas:
- Anemia
- Dolor en huesos y articulaciones
- Diarrea
- Vómitos
- Estreñimiento
- Distensión abdominal (hinchazón, gases, indigestión)
- Deposiciones blandas, frecuentes, pálidas y fétidas
- Pérdida de peso
- Anorexia causada por el malestar que genera la ingesta de alimentos
- Carácter irritable
- Osteoporosis
- Defectos y decoloración del esmalte dental
- Depresión
- Fatiga
- Retraso o alteraciones del crecimiento en los niños y baja estatura
- Pérdida del cabello
- Hipoglucemia
- Desnutrición
- Úlceras bucales recurrentes
- Calambres musculares
- Sangrado nasal
- Convulsiones
- Trastornos en la piel (por ejemplo, erupciones)
- Esterilidad
- Amenorrea
Su tratamiento y la prevención:
Las prolaminas que resultan tóxicas para los celíacos aparecen habitualmente en los productos alimentarios en forma de gluten de trigo, avena, cebada y centeno (TACC, por las iniciales de los cuatro cereales). El único tratamiento posible consiste en realizar una dieta que excluya estos cereales, es decir, una dieta libre de TACC de por vida. Muchos productos de consumo masivo incluyen en su envoltorio la leyenda libre de TACC, esto significa que son aptos para celíacos, pues no contienen gluten.
Una vez que la enfermedad es diagnosticada y la persona celíaca realiza la dieta libre de TACC, los síntomas desaparecen rápidamente. El celíaco no sólo recupera su sensación de bienestar, sino que también puede lograr, con una dieta adecuada, reestablecer los déficits nutricionales que provocó la enfermedad. Con el tiempo se reparan las lesiones en las vellosidades intestinales y el órgano recupera su funcionalidad.
El control estricto de la dieta resulta fundamental. Por el contrario, la ingesta continuada de gluten, aún en pequeñas cantidades, provocará efectos indeseados.
Fuentes: Asociación Celíaca Argentina, Centro de Difusión de la Celiaquía, Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Plan de Salud del Hospital Austral