14 octubre, 2019
Debido a los recientes fallecimientos ocurridos en Estados Unidos posiblemente relacionados al consumo del cigarrillo electrónico, el Dr. Alejandro Videla, médico del Servicio de Neumonología y profesional del Consultorio de Cesación Tabáquica del Hospital Universitario Austral, explicó qué son estos productos y cuáles son los peligros de su consumo.
¿De qué están hechos esos cigarrillos? ¿Cuánto difieren de los cigarrillos comunes?
No son propiamente cigarrillos, sino que son dispositivos electrónicos que calientan un líquido que contiene cantidades variables de nicotina y otros saborizantes. Producen un aerosol a base de propilenglicol o glicerol. Funciona con baterías de voltajes variables.
Su diseño imita a un cigarrillo, cigarro, pipa u otros productos de tabaco. Administran cantidades no controladas de nicotina.
No está regulado como sí lo están los productos farmacéuticos. Los niveles de nicotina que libera llegan a ser mucho más elevados que la nicotina terapéutica, pudiendo generar adicción y síntomas de abstinencia al interrumpir su uso.
El aerosol se acompaña de otros productos potencialmente dañinos incluyendo tóxicos y compuestos cancerígenos, metales pesados y cromo, plomo y níquel, siendo éste último más elevado que los detectados en el humo de los cigarrillos convencionales.
¿Cuál es la gravedad de su consumo y qué enfermedades producen?
En EE.UU. su uso se ha difundido ampliamente entre los jóvenes, en donde se ha calificado su consumo como una epidemia.
En ese país un estudio que incluyó niños de 14 años de edad mostró que el uso del cigarrillo electrónico se asoció a dos veces más probabilidades de usar productos de tabaco dentro del año. Entre los estudiantes de colegio secundario, probar el cigarrillo electrónico se asoció a un riesgo casi tres veces mayor de fumar.
Los daños a la salud más graves han sido hasta el año 2018, la explosión de las baterías e intoxicación por ingestión de los tanques de nicotina por niños.
En 2019, se reportó en EE.UU. un brote de 450 casos de enfermedad pulmonar grave con 5 fallecimientos. La información disponible hasta el momento indica que estos cuadros estuvieron en muchos casos vinculados al uso de tanques con aceites de cannabis. Ante la falta de información las autoridades sanitarias de ese país han desaconsejado el uso de estos productos.
Muchas veces son utilizados por personas que están intentado dejar de fumar, ¿son una alternativa posible para ello?
La Guía Nacional de Tratamientos de la Adicción al Tabaco del Ministerio de Salud desaconseja el uso de cigarrillo electrónico para dejar de fumar por insuficiente evidencia de efectividad, o bien por contar con evidencia de ineficacia.
Estudios recientes han mostrado que quienes usan cigarrillo electrónico en el contexto de un tratamiento supervisado por equipos de salud podrían dejar el cigarrillo convencional, pero en el 80% de los casos siguen consumiendo cigarrillos electrónicos con tanques de nicotina. Por lo tanto, no pueden aconsejarse estos cigarrillos para dejar de fumar ya que reemplazan un tipo de adicción por otra y, además, no son inocuos, a diferencia de los tratamientos convencionales para dejar de fumar, cuya seguridad ha sido probada en múltiples estudios.
¿Qué efectos producen en los “fumadores pasivos”?
La inhalación de segunda mano de los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contiene cantidades mensurables de partículas ultrafinas que pueden depositarse en el pulmón. Asimismo, someten a los no fumadores a concentraciones ambientales elevadas de nicotina comparables a los producidos por humo ambiental del tabaco fumado. De igual manera, liberan abundantes sustancias potencialmente tóxicas.