La colectomía es la resección de parte o la totalidad del intestino grueso, ya sea por patología benigna o maligna, programada o de urgencia.
Las cirugías pueden indicarse por cáncer, pólipos, enfermedades inflamatorias, sangrado, perforación, vólvulo, enfermedad diverticular u obstrucción intestinal.
La colectomía usualmente se realiza por vía laparoscópica, otorgando los beneficios de la cirugía mínimamente invasiva, lo que significa menor dolor postoperatorio, recuperación más rápida y menor tiempo de internación. Pero no todas las personas son candidatas para someterse a este procedimiento mínimamente invasivo. En algunas situaciones, la operación puede comenzar por vía laparoscópica, pero las circunstancias exigen que el equipo quirúrgico la transforme en una colectomía abierta, bajo anestesia general. Luego de resecar el sector de intestino grueso, se vuelve a unir el intestino, ya sea con sutura mecánica o manual, y en algunas ocasiones se requiere la confección de una ostomía.
El riesgo de complicaciones dependerá del estado general del paciente al momento de la cirugía, sus antecedentes, la patología que motivó la cirugía y el tipo de cirugía realizada.
El postoperatorio se cursa en sala de internación general, excepto que el paciente presente antecedentes o una patología que haga que requiera cuidados de mayor complejidad.
El egreso hospitalario se otorga usualmente a los 5 días de la cirugía, cuando el paciente ya se alimenta, deambula, tiene un buen control del dolor con la medicación vía oral y sin evidencia de complicaciones. Una vez en casa el paciente debe seguir una dieta y evitar hacer esfuerzos.