Es el aumento de presión en el sistema arterial sistémico, puede ser primaria o esencial cuando no responde a una causa aparente o secundaria cuando aparece como manifestación de otra enfermedad.
La hipertensión arterial suele cursar asintomática y ser un hallazgo en un control clínico. Valores muy altos pueden dar síntomas inespecíficos como dolor de cabeza o visión borrosa. La forma más avanzada es la crisis hipertensiva que puede generar un cuadro de insuficiencia cardiaca, acompañada por disnea, ortopnea y edemas en miembros inferiores.
La hipertensión arterial no tratada sostenida en el tiempo puede generar hipertrofia ventricular izquierda y disfunción cardiaca por falla ventricular izquierda. Con el tiempo puede generar aumento de la presión sanguínea de los pulmones, siendo una de las causas de hipertensión pulmonar secundaria.
Se puede prevenir controlando los factores de riesgo implicados en su desarrollo: tabaquismo, obesidad y sedentarismo, entre otras. El consumo controlado de sodio en las comidas, la actividad física regular y el control del peso son factores protectores para el desarrollo de la hipertensión arterial. El seguimiento y tratamiento debe ser guiado por un cardiólogo especialista que indique la medicación cuando sea necesaria y realice los controles para el seguimiento de la afección.
Los principales riesgos cardiovasculares son el tabaquismo, la obesidad, dislipemia, sedentarismo, diabetes e hipertensión arterial, entre otros.
Los pacientes con insuficiencia cardiaca son muy variados y comprenden un espectro enorme de patologías que convergen en un cuadro similar. Cada uno vive su enfermedad de manera distinta. Muchos pasan años negando o tapando los síntomas y llegan a un punto crítico de la enfermedad. Otros tienen enfermedades congénitas y suelen ser pacientes cardiológicos desde temprana edad. Un mito muy frecuente es que las emociones fuertes o sustos pueden generar un infarto o falla cardiaca, para que esto suceda tiene que haber una condición cardiaca subyacente preexistente.
La hipertensión arterial primaria o esencial tiene un componente hereditario que pesa mucho en el desarrollo de la misma.
La hipertensión pulmonar es el aumento de las presiones del sistema arterial pulmonar, también puede ser clasificada como primaria o secundaria, según responda a una patología propia de los vasos pulmonares o sea secundaria a alguna afección del corazón izquierdo o sistémica.
El síntoma fundamental de la hipertensión pulmonar es una dificultad respiratoria, disnea de esfuerzos, que puede progresar a hasta el estado de reposo en casos avanzados, asociado a cuadros de insuficiencia cardiaca derecha por claudicación del ventrículo derecho.
La hipertensión pulmonar no afecta el corazón izquierdo, sino al funcionamiento del ventrículo derecho, llevando a un cuadro de insuficiencia cardiaca derecha.
La hipertensión arterial sostenida en el tiempo puede generar agrandamiento cardiaco por hipertrofia ventricular izquierda. Al igual que un músculo se agranda ante el esfuerzo sostenido, el músculo liso cardiaco se hipertrofia ante la necesidad de bombear con más fuerza por haber una mayor resistencia vascular.