Historias Austral
10 Ene 2025

Cadena de favores

Agradecido, bendecido, tocado, afortunado y tantos adjetivos más definen a Daniel. Hace apenas tres meses circula con un hígado trasplantado y todavía sigue vibrando, sin terminar de reaccionar ante la odisea de una nueva vida. Quiso saber cómo es la experiencia de otros que compartieron sus testimonios, para entender cómo será seguir así, esta vida nueva que un joven de 28 años jujeño le regaló. Claro, si la vida es un don, cuánto más lo será cuando para seguirla hace falta la ayuda de otros. Tan concreta y sonante como un hígado.

“Es como una cadena de favores”, asevera sin dejar de celebrar cada minuto que le permite ejercer de padre, amigo, hijo, yerno y tantos roles más que el transitar permite. También el de viudo, su intervención quirúrgica fue unos meses después de despedir a María Gabriela, compañera de vida que lo siguió cuidando espiritualmente hasta en los momentos más difíciles.

Cadena de favores
Daniel con su mujer, que lo acompaña desde el cielo, su hija y el bigotudo Paco de Lucía

“Una conversación con un gran amigo y la posibilidad de que mi hija, que acababa de perder a su madre, se quede sin padre, me hicieron reaccionar”, confesó este hombre que perdió 23 kilos y sumó toneladas de salud, física y mental. Las consultas virtuales que tanto sumaron durante la pandemia, no siempre arrojan los mismos resultados. Daniel hizo varias consultas y las respuestas, pantalla por medio, eran que su hígado estaba más grande de lo que debería y eso afectaba también al vaso: información anecdótica para un lego. El año pasado se acercó a una clínica por una infección en la pierna y le informaron el avanzado estado de deterioro del órgano, que luego necesitó ser reemplazado. Esa consulta presencial, finalmente le cambió la vida.

Coincidencias mediante, que bien pueden ser entendidas como protección divina, Daniel terminó en el quirófano del Hospital Universitario Austral. No tiene palabras para expresar la gratitud al equipo médico y todo el personal, “las enfermeras son divinas”, recordó. También todos los que pasaban cerca “desde los estudiantes de la Facultad, pasando por los profesionales de la salud, hasta quienes se ocupan de hacer más llevadera la estadía de un paciente”.

A las dos semanas de la operación, volvió a sus quehaceres habituales, no sin antes cuidarse como nunca lo había hecho antes. Hígado nuevo, vida nueva y hábitos saludables.

Cadena de favores
Recibiendo el año 2025 con hígado trasplantado junto a sus amigos
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