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09 Ene 2025

En primera persona: Dr. Marcelo Silva

Superar los mil trasplantes hepáticos en menos de veinticinco años es un hito de dimensiones importantísimas. Sobre todo, pensando que el primero se realizó cuando el Hospital tenía apenas un año de existencia. Distinto sería armar un equipo  en una organización funcionando desde hace mucho tiempo. El crecimiento y éxito del camino recorrido fue realmente inaudito. La institución tuvo la oportunidad de sumar a su proyecto, la experiencia de un equipo altamente cualificado el que a su vez decidió apostar por desarrollar el programa de trasplante hepático en un hospital comprometido con el proyecto, pero sin experiencia en el tema.

En 1992, a la vuelta de mi formación en hepatología en USA, me incorporé al Servicio de Gastroenterología del Instituto Lanari, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tres años más tarde, junto al Dr. Luis Gustavo Podestá, y otros colegas prestigiosos, fundamos la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático de la Fundación Favaloro, para luego, a comienzos de este siglo XXI, inaugurar el programa de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital.

Desde el 2001 al 2022 fui jefe del servicio de Hepatología, y desde entonces mi rol es el de médico Consultor en Hepatología, Director de la Unidad de Investigación Clínica y subdirector del Departamento de Desarrollo Académico del Hospital y del Centro Académico de Salud de la Universidad Austral.

El resultado de ésa arriesgada apuesta del año 2000 está hoy a la vista: llevamos realizados más de mil trasplantes en adultos y chicos, un número aún mayor de cirugías hepáticas complejas y más de cien publicaciones científicas en revistas internacionales de alto prestigio. Muchas son las vidas que no hubiesen prosperado sin un programa de trasplante hepático conformado por un equipo clínico-quirúrgico de nivel internacional inserto en un hospital claramente comprometido con la calidad y el cuidado de las personas. Detrás de cada una de esas vidas salvadas, hay una legión de seres queridos que llevan en su corazón el tránsito por el quirófano, la terapia intensiva y la sala de internación que les permitió seguir el camino junto a su padre, madre, hermano, hija, amiga o quien fuese el que “salvó la vida”. Detrás de ésas vidas salvadas hay también un sinnúmero de “héroes anónimos” (médicos, enfermeros, servicios de apoyo, mantenimiento, servicios centrales, etc.) que son parte central de un enorme equipo de personas que dedican sus vidas a mejorar las vidas de los demás. A ellos va nuestro eterno agradecimiento, sin ellos los mil trasplantes no serían posibles. Los mil trasplantes son entonces el resultado del esfuerzo de una comunidad de personas y una institución comprometidas con el otro, con el paciente y sus familias.

Es por ello que queremos celebrar con Uds. el logro de nuestro “joven” hospital universitario, el que se empeña en brindar la más alta calidad y seguridad en los cuidados de salud, sin olvidar que para ello es necesaria la integración de la asistencia con la educación e investigación biomédica, tratando de vivir y transmitir en el día a día valores humanos y cristianos.

En nuestra joven historia hubo dos trasplantes emblemáticos, en diciembre 2008 el de una mujer cursando la semana 22 del embarazo, y al año siguiente un trasplante en dominó. En el primer caso no solo se logró salvar la vida de la madre sino también la de Sofía de los Milagros, la bebé que no podía sobrevivir fuera del útero materno hasta estar suficientemente madura. Después del trasplante Sofía vivió dentro del útero materno hasta tener los meses de maduración suficientes para poder vivir por ella misma. En enero próximo, Sofía cumplirá 16 años.  Hay muy pocos casos publicados de situaciones similares, siendo remarcable la decisión que se tomó de intentar salvar a las dos vidas, la de la madre y la de su hija no nacida para lo cual el trabajo mancomunado con los servicios de obstetricia y neonatología fueron fundamentales.

Por último, y más que importante, no se podría haber recorrido este camino sin el enorme trabajo de uno de los organismos más transparentes de la Argentina. El Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI). Su función es la de impulsar, normatizar, coordinar y fiscalizar las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células que lleva a cabo en nuestro país. Sin su historial de liderazgo en Latinoamérica, ninguno de los programas de trasplante de órganos del país hubiese podido desarrollarse.  Sólo resta despertar más conciencias para que las listas de espera de pacientes que necesitan un órgano para vivir, se reduzcan ¿Cómo? Dándole visibilidad a la importancia de la donación de órganos de manera continua y no sólo durante eventos resonantes, sean ellos dramáticos o celebratorios como éste.

Dr. Marcelo Oscar Silva
Fundador del Equipo de Trasplante Hepático
Consultor de Hepatología
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