“Hoy en día las personas buscan trabajos donde puedan mantener una buena calidad de vida y entorno social, y en los que se fomente la armonía y el bienestar”, aseveró el Dr. Marcos Suffriti, jefe del Servicio de Salud Mental de Adultos del Hospital. “Las interacciones entre colegas son muy importantes en el entorno laboral porque pueden generar satisfacciones o desafíos que, en algunos casos, devienen en afecciones físicas y emocionales, que favorecen el desarrollo de enfermedades”, agregó la Lic. María Inés Maidana, psicóloga del staff de Salud Mental de Adultos.
Cuando las condiciones o el ambiente laboral no son saludables, surge el agotamiento emocional, desencadenando procesos como la despersonalización, la disminución de la autoestima, la fatiga, la sensación de inutilidad, el aislamiento profesional.
Los principales indicadores de la presencia del estrés laboral son:
“El estrés laboral también puede manifestarse mediante sintomatología secundaria como desesperanza, desesperación, tristeza, ganas de llorar, cambios de apetito, irritabilidad, frustración, sentimientos de inutilidad, pérdida de placer por actividades habituales, dificultad para pensar, concentrarse, recordar cosas o tomar decisiones, cansancio y falta de energía”, manifestaron Suffriti y Maidana.
El estrés laboral puede detectarse mediante una autoevaluación para reconocer el malestar y realizar la consulta. “Una de las primeras manifestaciones es el cambio en el estado anímico, como la pérdida de interés o incapacidad para disfrutar de actividades que solían ser placenteras”, explicó el Dr. Suffriti. “También pueden surgir alteraciones en los hábitos, como dificultades para dormir o, inversamente, dormir demasiado, cambios en el apetito, y problemas de atención, necesitando más tiempo del habitual para realizar tareas rutinarias”, completó la Lic. Maidana.
Otra alerta son los pensamientos “catastróficos”, que aparecen de manera invasiva y repentina. Esto implica recordar frecuentemente situaciones dolorosas o temer que ocurran cosas malas. Por último, otro de los signos de alerta incluye cambios en el consumo de sustancias, ya sea un aumento de alguna que ya se ingería o la incorporación de nuevas, como nicotina, alcohol u otras sustancias psicoactivas. Además, desde la perspectiva de los profesionales, existen escalas específicas para identificar el estrés y la fatiga laboral de manera temprana.
El síndrome de burnout, denominado también síndrome de desgaste ocupacional o profesional, es una condición que surge como consecuencia de tensiones prolongadas generadas por factores estresantes asociados con el entorno y desarrollo laboral.
En la actualidad el burnout es clasificado por la Organización Mundial para la Salud (OMS)
como una enfermedad, específicamente bajo la designación de “Problemas vinculados al desgaste profesional (sensación de agotamiento vital)”. La fatiga laboral, el estrés y el síndrome de burnout se encuentran relacionados en tanto una cuestión puede llevar a la otra. Es importante prestar atención y reconocer las sensaciones de fatiga laboral, dado que el síndrome de burnout es una situación más compleja y difícil de abordar”, expusieron Suffriti y Maidana.
Entre los síntomas más frecuentes del síndrome de burnout se encuentran:
Vale aclarar que el último punto generalmente se hace evidente, aunque en algunas situaciones
puede manifestarse oculto tras una aparente actitud de entusiasmo y dedicación