La recuperación en casa es un paso clave para el bienestar de tu hijo/a tras la cirugía. Aquí te brindamos una guía con las principales recomendaciones:
Cuidado de la herida quirúrgica
- Después del baño, secá la herida con una toalla de algodón y realizá la limpieza con solución antiséptica y gasa por arrastre (de arriba hacia abajo).
- No cubras la herida con gasa.
- Preferentemente vestí a tu hijo/a con ropa de algodón en colores claros para detectar posibles supuraciones en la zona.
- Evitá prendas con clips metálicos que puedan rozar la herida.
- Procurá que el niño/a no se rasque la herida para prevenir lesiones o retrasos en la cicatrización.
Manejo de la medicación
- Elaborá una lista visible con los horarios y medicamentos que debe tomar tu hijo (por ejemplo, en la heladera).
- Conservá los medicamentos de forma segura y respeta los horarios indicados.
- Si salís de casa, transportá los medicamentos refrigerados en una conservadora para mantener la cadena de frío y su efectividad.
Postura adecuada y ejercicios
- La mejor posición para dormir será de acuerdo al confort del niño, evitando que duerma boca abajo.
- No lo suspendas ni tires de un brazo.
- Evitá que cargue objetos pesados o empuje.
- Para levantarse, toser o hacer fuerza, debe cruzar los brazos y utilizar las manos de forma contraria al movimiento.
- Favorecé caminatas y descansos cortos para evitar la fatiga. Aumentá progresivamente su actividad según su recuperación muscular.
- Deberá realizar fisioterapia respiratoria para eliminar secreciones respiratorias y fortalecer los músculos.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de alarma?
Es importante estar atentos a estos síntomas y consultar de inmediato en caso de:
- Dolor torácico: en bebés lactantes o menores de 2 años puede manifestarse con irritabilidad.
- Fiebre: temperatura axilar mayor a 38 °C.
- Náuseas o vómitos.
- Rechazo al alimento o intolerancia.
- Enrojecimiento, calor o supuración en la herida quirúrgica.
- Dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
- Hinchazón en rostro, ojos o miembros inferiores.
- Cansancio persistente.
- Piel azulada o grisácea.
- Vértigo, desmayos o palpitaciones cardíacas.
- Si se presenta alguna duda en la dosis o frecuencia de la medicación consultar con su médico o con el servicio de UTIP, para evacuar la misma y evitar administrar una dosis incorrecta.
- Recordá acudir a los controles programados y realizar los estudios complementarios necesarios (ECG – laboratorio – Rx).
Respetá la dieta bajo en sodio (HIPOSÓDICA).
Acompañar a tu hijo/a en su recuperación es fundamental para que vuelva a disfrutar de sus actividades con salud y energía. Si tenés dudas o si surge algún inconveniente, no dudes en contactarte con el equipo médico.