El sueño en el recién nacido es un tema muy importante desde muchos puntos de vista.
El primer día de vida el bebé puede tender mucho al sueño, debido al estrés del nacimiento. Con el paso de los días, esta tendencia evoluciona hacia la alternancia entre períodos de vigilia y descanso.
Al llevar a nuestro bebé a casa, resulta fundamental comprender las pautas de un sueño seguro, las cuales han demostrado reducir significativamente el riesgo de muerte súbita.
- El consejo más importante, respaldado por años de recomendaciones pediátricas, es que los bebés deben dormir siempre boca arriba. Es esencial tener presente este concepto, ya que en tiempos pasados los bebés se colocaban de manera diferente al dormir, y es posible que algunos abuelos o tíos lo mencionen. No obstante, numerosos estudios de investigación actuales resaltan la importancia de la posición boca arriba para el descanso infantil.
- Durante los primeros 6 meses de vida el bebé debe dormir en la misma habitación de los padres, idealmente en su propia cuna, para evitar riesgo de aplastamiento.
- Está contraindicado que los padres compartan la cama con el bebé si son fumadores, consumen alcohol o drogas, tienen sobrepeso, presentan trastornos del sueño o toman medicación para dormir. Aunque se permita un breve momento de afecto en la cama de los padres, es imperativo establecer hábitos que promuevan el sueño en la propia cuna del bebé.
¿Cómo debe ser la cuna?
- La cuna debe tener un colchón duro. Sin juguetes ni cosas sueltas en ningún sitio de la misma. La zona de sus brazos y su cabeza debe estar completamente despejada.
- No se aconseja que el bebé utilice el huevito (la silla para el transporte vehicular) como cuna cuando no está viajando.
- Es muy importante que el aire que respira el bebé sea libre de humo del cigarrillo.
¿Cómo aprende a dormir el bebé?
- El recién nacido suele despertarse cada 3 horas siguiendo sus ciclos de alimentación. Es muy importante realizar las consultas pediátricas a las 48 horas de vida para ver cómo es esta actividad. Los primeros meses no suelen tener ningún tipo de referencia del día y la noche, pero es importante que los padres vayan instalando esta rutina de luz y sonido durante el día y tranquilidad durante la noche.
- Alrededor del tercer mes, es común que el bebé comience a dormir varias horas seguidas durante la noche. Generalmente, a partir de los seis meses, muchos bebés no requieren alimentarse con el pecho o el biberón de madrugada; sin embargo, es posible que algunos aún necesiten hacerlo.
- Las siestas no deben durar más de dos horas. Entre los ocho y nueve meses, el bebé puede volver a despertarse porque es el período en el cual empieza a reconocerse como un otro diferente a su mamá y reclama esa presencia por la angustia que le genera su ausencia, la separación.
- Lo ideal es establecer una rutina agradable antes de ir a dormir: luces bajas, música suave, baño, lectura de un cuento: algo que le permita al niño ir asociando ese estímulo con la hora de ir a la cama.
- Ayuda mucho que el horario de acostarse y de despertarse sea regular.
- Recomendamos evitar la TV y la actividad física enérgica una hora antes de irse a dormir (como pueden ser los juegos que lo excitan).
- No es aconsejable dormirlo tomando la mamadera, dándole el biberón, acunándolo, o paseando en el cochecito o en el auto porque cuando se despierte y se encuentre solo va a reclamar volver a esa situación. Es importante que el último recuerdo que tenga de la vigilia sea su cuna. Esto suele ser importante luego de los primeros 6 meses, ya que al principio suele ser inevitable que el bebé se duerma en esas circunstancias.
Fuente:
•Página de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Aclaración: Toda la información contenida en este artículo tiene solamente un propósito educativo y no sustituye el consejo, ni el cuidado que un médico u otro profesional de la salud pueda brindar. Si tenés preguntas acerca de la salud de tu hijo, comunicate con su pediatra de cabecera.