Siempre hablamos de la necesidad de estimular a los niños en su temprana edad, pero… ¿de qué hablamos realmente?
En primer lugar, debemos considerar, que cada niño es único y cada uno alcanza las distintas habilidades a diferentes momentos, generalmente siguiendo una secuencia, pero en relación a la edad hay rangos etarios en donde se van a adquirir los diferentes hitos madurativos, como sostener la cabeza, sentarse, pararse o caminar, por ejemplo.
Estimular, podría asociarse con ofrecer un ambiente y un sostén adecuados para cada edad, teniendo en cuenta las necesidades de cada etapa, sin sobre exigirlo, sin ofrecer múltiples estímulos a la vez, siempre teniendo en cuenta, que cada habilidad aparecerá a su debido tiempo.
Podríamos considerar que una familia estimula de forma adecuada a un niño cuando está atenta y disponible a las necesidades de su hijo, como así también, permite que interactúe y se integre a las actividades familiares, ya que estas actividades típicas de la vida diaria son fundamentales como aprendizaje y como estímulo.
A través, de estas intervenciones en el momento oportuno, fortalecemos los vínculos con nuestro bebé y favorecemos su desarrollo. Para estas actividades de “estimulación“ no
necesitamos un tiempo extra, ni ningún aprendizaje previo: las realizamos mientras compartimos el baño, la comida, el cambiado de pañales, a la hora de dormir, etc.
En todas estas situaciones el hablarle tranquilo y de forma cariñosa, el anticiparse en las acciones, el mantener rutinas, colabora con su organización y le ofrece múltiples aprendizajes.
Cada niño crece de manera única e irrepetible y ustedes como papás serán el lazo que lo ayude a aprender.
Aclaración: Toda la información contenida en este artículo tiene solamente un propósito educativo y no sustituye el consejo, ni el cuidado que un médico u otro profesional de la salud pueda brindar. Si tenés preguntas acerca de la salud de tu hijo, comunicate con su pediatra de cabecera.